viernes, 9 de enero de 2009

Turrón chino

Ya estoy de regreso, ni las “huelgas de celo” de los pilotos ni la falta de controladores en Barajas me impidieron llegar a Shanghai tal y como tenía planificado. A pesar de que cogí el enlace de Frankfurt por los pelos debido a que salí con más de una hora de retraso de Madrid, llegué a Shanghai puntual y ni siquiera me perdieron la maleta, a pesar de haber volado con 3 compañías diferentes y tener un enlace de menos de 45 minutos... (a ver si Air France toma nota...)

Lo de que no me perdiesen la maleta fue todo un detalle, ya que la traía cargada de esas cosas ricas que tan poco abundan por estas tierras, es decir.. unas barras de chorizo y lomo ibérico, un par de quesos, algo de fuet.. . no podían faltar una botellita de licor café y otra de crema de orujo y por supuesto un buen ron Brugal Extra Viejo para desgustar con los amigos... Y ya que estabamos de Navidad me traje tb unos turrones y polvorones para regalar en la oficina, ya que los chinos me habían pedido que les trajese algo de casa... y que hay más español que la rica y variada comida.

Si me hubiesen perdido la maleta hubiese sido un jaleo de narices para recuperarla (como casi cualquier tema buracrático en China) y más aún con toda la comida que traía en la maleta y estando aduanas de por medio. Por suerte ni siquiera tuve que pasar la maleta por los rayos X antes de salir del aeropuerto ya que solo estaban haciendo registros aleatorios (cuando llegué, con la coña de las olimpiadas hacían control 100%) por lo que llegué a casa sin ningún percance, toda mi comida en la maleta y alguna otra cosa más que os comentaré en futuros post.

Mi apartamento estaba congelado después de estos 12 días sin que estuviese nadie en casa y el frío que ya está haciendo por estos lares (entre 0 y 8ºC) unido a la humedad ambiental tampoco ayudaron demasiado a que la casa estuviese confortable, así que no quedó otra que enchufar el clima con la temperatura a tope y echar encima de la cama una manta y otro cobertor de cama tipo nórdico, que tengo de recambio para no pasar frío durante la noche. De todos modos ayer mismo he ido al Carrefour a comprarme un radiador de aceite, que espero me ayude a dar un ambiente más confortable al piso de abajo (sobre todo por las mañanas).

De hecho el frío, la humedad y la oscuridad de mi apartamento hicieron milagros durante estos días... ayer mismo me encontré con esta patata digievolucionada en la despensa. Aunque he de decir que al ppio pensé que tenía un bicho enorme en medio de las patatas :S



Respecto a los postres navideños he de decir que triunfaron por todo lo alto a pesar de algunas reticencias previas, sobre todo con el turron blando. El primer día abrí la caja de polvorones y el turron duro. A la hora de la comida ya habían volado. Creo que tuve más visitas a mi mesa en esa mañana que en los 7 meses previos que llevo trabajando aquí. Primero los ofrecí yo, sobre todo a la gente con la que trabajo directamente todos los días, pero se corrió la voz y luego se iban acercando a la mesa como quien no quería la cosa... La gran mayoría de la gente que trabaja aquí son chicas y hasta era gracioso ver como se ponían todas rojas “vergonzosas” cuando venían a pedir si podían coger un trozo de turrón o un polvorón.

El caso es que no tuve tiempo de bajar el turrón al 2º piso, que es donde se encuentran los compradores y SCM’s pero las noticias de mis postres navideños tb llegaron hasta aquí, ya que en la reunión semanal que tuve con uno de mis equipos el martes, la compradora me preguntó (despues de ponerse roja como un pimiento) si no había traído nada para ellas. Le dije que no, que se lo habían comido todo los del 5º piso, pero luego me acordé que aún no había abierto el turrón blando, ya que como es un poco “pringoso” no quería hacerlo en la 5ª planta, que es donde está la zona de producción.

El mismo martes me llevé el turrón blando a la cantina a la hora de la comida y cuando terminamos de comer, lo abrí, corté en trozos del tamaño de un dado 2x2x2 (más o menos) y empezé a ofrecerlo por las mesas cercanas... Así de primeras no tuvo mucha aceptación, ya que definitivamente no entraba por lo ojos y más aún tan desmenuzado. En casi todas las mesas la gente lo miraba con una cara bastante chunga y esperaban a que algún “conejillo” se atreviese a coger un trozo y lo probase para ver que cara ponía... Incluso cuando se lo metían en la boca ponían cara de esfuerzo... Pero... Ay amigos!!! En cuanto lo degustaron y se quedaron en la boca con el regusto del 1880... alguno hasta se atrevió a decir que estaba mucho mas rico que el turrón duro y los polvorones... Y eso que el día anterior hasta me habían preguntado que cuando volvía a España, que tenía que traer mas cosas de esas...

De todos modos fui precavido y dejé suficiente para poder llevar al 2º piso y que todas las compradoras (si, compradoras, porque no hay ni un solo hombre) pudiesen probarlo y no me echasen la bronca por no haberles traído nada para ellas.

Así que ya sabéis, si venís de visita y queréis quedar bien, traeros un turroncito para regalar... Exitazo seguro.