sábado, 10 de diciembre de 2011

Harbin International Ice and Snow Sculpture Festival

Aunque Harbin es la décima ciudad más grande de China, hablar de ella salvo que sea con alguien que lleva una buena temporada viviendo en China solo suele traer caras del tipo no tengo ni idea de donde está esa ciudad.

Curiosamente y aunque no lo sepáis, una vez al año Harbin aparece en prácticamente todos los telediarios españoles en una de esas noticias “deja vú” tipo, “la primavera ya está aquí, las alergias se disparan” o “se acaban las vacaciones, bienvenido síndrome post-vacacional” o “cambio de hora, gente con trastornos del sueño a punta pala acudiendo al psicólogo”… Pero de la noticia a la que yo me refiero y por la que Harbin en mundialmente conocido al menos una vez al año es a que “en un lugar remoto en el que hace mucho frío han montado una ciudad de hielo”.

Seguramente, ahora que lo comento y si sois de los que seguís los telediarios de forma habitual, os suene esa noticia. Pues bien, ese lugar helado e inhóspito, donde la gente no tiene mejor cosa que hacer que ponerse a cortar bloques de hielo para hacer esculturas ha sido mi lugar de residencia desde hace algo más de un año y 9 meses.

El Festival de Hielo es uno de los “must see” de Harbin y por ello, junto con el Tiger Park uno de los reclamos turísticos más importantes de la ciudad, que dicho sea de paso, tampoco tiene demasiadas cosas más que ver que merezcan la pena el viaje hasta aquí.

Normalmente la duración del festival es de solamente 2 meses, Enero y Febrero, puesto que durante Diciembre es cuando el río se congela y por tanto pueden extraer de él los bloques necesarios para las construcciones y en Marzo la temperatura empieza a ser demasiado elevada como para comprometer la seguridad de las gigantes estructuras de hielo que forman el Festival.

El festival se encuentra a las afueras de la ciudad por lo que si no quieres ser timado al regreso o morir en la calle congelado lo más recomendable es alquilar un coche o furgoneta por un par de horas y por supuesto ir perfectamente preparado para soportar temperaturas de -20ºC durante las dos o tres horas que te puedes pegar de paseo por el recinto. Es decir, llevar más capas que una cebolla, gorros, orejeras, guantes, máscaras faciales completas, calcetines gordos y botas térmicas….

Todo lo que se os ocurra probablemente no sea suficiente para sentir lo que es frío de verdad e inevitablemente en algún punto de la visita, tendréis que sucumbir y pasearos por alguno de los cafés habilitados dentro, en el que os timarán y vaciarán vuestra cartera, pero que gustosamente pagarás por el simple hecho de poder entrar en calor.

Ya desde lejos es fácil identificar en donde se encuentra el festival, ya que las luces en el cielo hacen que se vea desde varios kilómetros pero no por ello la llegada y la vista desde el parking es menos espectacular.


Una vez pagados los 280 RMB que cuesta la entrada puedes empezar a pasear y disfrutar de las gigantescas esculturas de hielo construidas para la ocasión.





Si en vez de caminar prefieres algo más cómodo también tienes la opción de hacer la ruta en carros de caballos. Un opción más romático/bucólica, pero que también se paga a precio de oro.


Por supuesto no todo son grandes super estructuras también las hay más pequeñas, que incluso copian elementos reales como esta con forma de templo


Molinos de viento al más puto estilo Don Quijote


O la omnipresente “Harbin Beer”, una de las más famosas dentro de China y siempre visible en cualquier evento de la ciudad.


Para aquellos que gusten de otras actividades diferentes al simple paseo, el festival también permite subir a algunas de las esculturas y bajar de ellas a través de toboganes de hielo de diferentes alturas y formas





Y hasta de una discoteca con tarima para los que quieran entrar en calor pegándose unos bailes.



Las vistas desde lo alto tampoco desmerecen en absoluto.


Y ya que también es festival de esculturas de nieve es posible encontrar figuras como estos gigantescos budas de más de 4 metros de altura.


Aunque de lo que no queda duda es de que es todo un espectáculo multicolor.





Para aquellos que vengan a Harbin fuera de temporada es posible visitar un pequeño museo en Zhongyang dajie – 中央大街 en el que poder ver algunas esculturas e incluso tirarse por un pequeño tobogán.


PD: Si vais al festival grande y queréis sacar fotos, llevaos muuuuuchas baterías, pues con el frío que hace la cámara se queda “seca” a nada que saques 10 fotos.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Xi'an. Huashan (3ª parte)

El tercer día del viaje a Xi’an era casi el que más me apetecía a priori porque tenía realmente ganas de hacer algo de turismo activo y el poder subir a Huashan era algo que me apetecía desde hacía tiempo tras haber visto un par de powerpoints bastante chulos.

Los días previos al viaje estuve estudiando la montaña y planificando la ruta más conveniente. Huashan se encuentra aproximadamente a 2 horas y 33 RMB de autobús desde Xi’an y consta de 4 picos orientados a los 4 puntos cardinales, más uno central que antes no se consideraba un pico en sí mismo, pero que con el tiempo ha acabado por ganarse su propio nombre.

Existen 3 formas de subir a los picos. La primera y la más utilizada por la mayoría de los visitantes es utilizar un telecabina que te sube directamente hasta el Pico Norte. Ideal si solo vas de visita y te apetece pegarte un paseo por lo alto de la montaña. La segunda opción es la ascensión por la vía tradicional. Un paseíto de 6 Km de ascensión hasta el Pico Norte subiendo por el valle donde se encuentra el pueblo de Huashan, que es donde te deja el autobús y la tercera es a través de un ascenso de unas 2 horas que sigue el camino utilizado por el telecabina. Es un ascenso mucho más directo y que solamente era conocido por algunos lugareños en el pasado. También es el camino que utilizó ejército de Mao durante la guerra civil para derrotar al Kuomintang en la batalla que tuvo lugar en este monte sagrado, ya que pilló por sorpresa a los que se refugiaban en lo alto de la montaña y desconocían esta vía de acceso.

Yo me decanté por la opción número 2 ya que mi intención era pasar al menos 2 días haciendo trekking por la montaña y a priori parecía la senda más pintoresca.

Aquí estamos en la base de la montaña inmortalizando el momento en el que comenzaba la ascensión.


Y aquí el pórtico de entrada a la montaña donde se empieza a ver la altura que alcanzaríamos al final del día.


La parte baja del sendero es bastante asequible con una inclinación moderada y que transcurre en paralelo a un riachuelo de aguas cristalinas, algo raro de ver en China todo sea dicho.



Algo bueno es que a lo largo de todo el camino hay puestecillos de avituallamiento en los que puedes ir comprando bebidas para rehidratarte e incluso comida.




El único problema es que cuanto más alto estés más caro será lo que compres ya que parece que el único método de transporte que utilizan para llevar bebidas y alimentos es el subirlos a pinrel.


Huashan es considerada una montaña sagrada para los taoístas y se encuentra poblada de pequeños templos a lo largo de toda la ruta de subida. Los primeros, no tardaron en aparecer.


Algunos de ellos cuentan con pequeñas zonas ajardinadas fuera de los muros, por las que pasear o simplemente sentarse a descansar y admirar parte del camino ya recorrido o imaginarte lo que aún te quedaba por recorrer.



Tras más de 2 horas de caminata, la cosa se iba poniendo más dura y las rampas iban dejando paso a los escalones y tramos de escalera que se hacían interminables


Cada vez más y más empinados… Tanto, que podías subirlos ayudándote de pies y manos al mismo tiempo sin tener que agacharte demasiado para “gatear” sobre ellos.


Cuando ya llevábamos sobre 3 horas subiendo y la bruma de la mañana iba desapareciendo con la altura revelándonos parte del camino ya recorrido


decidimos hacer un alto para reponer fuerzas… Con un buen sándwich de sardinas en aceite de oliva de la tierra patria


Tras el merecido descanso, el estómago lleno y la mochila más ligera reemprendimos la marcha no sin antes pararnos a contemplar otro de los coloridos templos que nos acompañaban durante el ascenso.



Que como podéis ver en la siguiente foto, sí que están habitados por tranquilos monjes que disfrutan (supongo) de la apacible vida de retiro espiritual.


Y paso a paso, casi sin darnos cuenta fuimos dejando atrás las escaleras de construcción para ir pasando a las cada vez más largas y verticales escaleras excavadas en la roca.



Que por otro lado también nos iban dejando estampas más y más espectaculares. Algunas de ellas incluso parecían sacadas de un comic o manga de samuráis.


Y aunque siempre está bien mirar hacia el futuro, nunca está de más pararse, mirar hacia atrás de nuevo, y recrearse con el camino ya recorrido para que te de fuerzas para seguir tirando.


Y tras unos cuantos escalones más


Y alrededor de 5 horas de subida por fin empezamos a vislumbrar el Pico Norte entre los árboles que nos rodeaban.


Nuestra intención era ir directamente al Pico Este, ya que es allí donde queríamos pasar la noche para ver el amanecer al día siguiente, por lo que solamente decidimos hacer una parada táctica para sacarnos la foto de recuerdo de la primera etapa, de haber llegado al primer hito del camino y de paso prepararnos para las más de 2 horas de subida por la cresta de la montaña hasta nuestro destino.


Una vez llegas a la zona alta de la montaña la situación cambia un poco, ya que como el telecabina llega hasta aquí la cantidad de gente que sube a pasar el día a la montaña sin hacer el esfuerzo de la caminata es considerable y en muchos momentos había que esperar para poder seguir subiendo ya que había colas en las zonas de las escaleras más estrechas, pero a estas alturas de la subida tampoco nos importaba, porque la bruma ya había despejado casi completamente y podíamos aprovechar para contemplar el paisaje y recuperar fuerzas en nuestras ya cansadas piernas.




Y poco a poco, paso a paso, peldaño a peldaño llegamos hasta unos de los puntos más famosos de la montaña, Canglong Ling - 苍龙岭 (la Cresta del Dragón Azul) que no es ni más ni menos que una pasarela de 300 metros excavada en la roca con una inclinación próxima a los 45°


con nada más que precipicio a ambos lados de la pasarela.


Aunque una vez arriba tampoco parece para tanto, sobre todo teniendo en cuenta que desde que le han puesto barandillas a los laterales ya no es tan peligroso ni se cae tanta gente como antaño


Ya en este punto llevábamos las piernas tan cargadas que a cada tramo de escalones teníamos que pararnos para estirar los cuádriceps y los gemelos, porque los pinchazos empezaban a ser importantes y al ritmo que llevábamos aún nos quedaba al menos una hora más de ascenso.

Aquí podéis ver que la subida no era solo dura para mi. Hubo a alguien que también se le atragantaron tantos escalones.


Aún así, no todo eran vistas desagradables ya que a mitad de camino entre la Cresta del Dragón Azul y nuestro objetivo en el Pico Este aún debíamos pasar por otro de los más famosos spots de la montaña, Jingsuoguan - 金锁关 (Paso del Candado Dorado)



Donde nosotros y para seguir con la tradición también dejamos nuestro candado con el que habíamos cargado desde los pies de la montaña hasta este punto.


Tras unas cuantas paradas técnicas más para descansar las piernas, recuperar líquidos y pasar por el Pico Medio llegamos al que sería el último “reto” del ascenso, YunTi - 云梯 (las escaleras a las nubes). Una pared de unos 4 metros completamente vertical con unos pequeños escalones excavados directamente sobre la roca. Afortunadamente también tienen instaladas unas cadenas a los lados que ayudan a subir y a hacer menos peligroso este paso.


¿Por qué se llaman escaleras hacia las nubes? Porque el muro tiene una barriga que en un punto hace que la subida tenga pendiente invertida y lo único que puedes ver mientras subes es el borde de la escalera y como su propio nombre dice, las nubes. En esta foto se aprecia un poco mejor el efecto de la pendiente invertida ya que podéis ver como las escaleras desaparecen bajo la roca.


Desde aquí ya solo nos quedaban 10 minutos más de caminata por zonas de poca pendiente y con series de no más de 5-8 escalones cada vez para al fin, después de más de 7 horas de ascensión coronar los 2.096 metros del Pico Este.


Donde aprovechamos para recobrar el aliento y disfrutar de las vistas como recompensa a nuestro esfuerzo.


Si, eso que veis de rojo a la izquierda de la foto (click para ampliar) es una china que con poco aprecio a su vida se saltó las cadenas para sacarse una foto “Weibo” (el Facebook / Tuenti chino). Luego, cuando se dio cuenta de donde se había puesto, se acojonó un poco y le costó regresar a la zona de seguridad. Viendo ese tipo de actitudes y otras que vimos durante el camino no es de extrañar que haya tantos accidentes en esta montaña, aunque el gobierno no los declare con cifras oficiales.

En lo alto, y muy próximos al pico hay un albergue en el que es posible pasar la noche a precios nada módicos y con unos servicios más que mínimos… Ya que por no tener no tienen ni duchas y pagar solo te da derecho a una habitación con un catre donde pasar la noche.



Según tus preferencias puedes elegir entre habitación compartida con 10 personas al “módico” precio de 120 RMB por persona hasta los 560 RMB/persona de la habitación doble (sobre 120 € por pareja) en la que la única diferencia es que no tendrás compañeros de habitación. Vamos, que la relación calidad/precio es pésima pero a no ser que quieras cargar con tu propio saco y tienda de campaña no te queda otra opción que pagar. En nuestro caso y ya que solo queríamos pasar un par de horas para levantarnos a ver el amanecer optamos por compartir habitación con otros 8 compañeros locales que después de fumarse unos cigarros y beber un par de vasos de baijiu se pasaron toda la noche roncando como locos.

A pesar de los pequeños inconvenientes durante la noche hay que admitir que salir fuera, ponerse un té bien calentito y sentarse a disfrutar de los alrededores del albergue es todo un lujo.





Nosotros también disfrutamos enormemente de de la puesta de sol por detrás del Pico Oeste


Y de la salida de la luna


que nos avisaba que ya era hora de acostarse si queríamos descansar algo antes de levantarnos para ir a ver el amanecer.

A las 5 de la mañana ya estábamos en pie. Empaquetamos todo, nos abrigamos bien contra el frío y el viento que azotaba a esas horas la cumbre y con la ayuda de una linterna nos dirigimos otra vez a lo alto para disfrutar del juego de luces y colores que asomaban sobre las montañas que nos rodeaban.


Y aunque era temprano y hacía frío no estábamos solos. Es cierto que fuimos de los primeros en llegar, pero según se acercaba la salida del sol más y más gente se nos iba sumando.


Cuando el sol estuvo suficientemente alto como para tener luz para hacer un descenso seguro, emprendimos la bajada. Nuestro plan original era haber hecho el ascenso al Pico Oeste, el más alto de todos y desde allí hacer el descenso, pero debido a que las piernas aún se quejaban de la subida del día anterior y que además el ascenso a este pico es el más arriesgado de todos, decidimos ser conservadores y conformarnos con verlo durante el descenso aprovechando que el sol lo iluminaba completamente.



Este segundo día el cielo se levanto bastante más despejado que el día anterior y con el sol recien salido la montaña parecía tener otra vida y los mismos puntos por los que pasamos el día anterior lucían mucho mejor. Como por ejemplo esta vista del Pico Este desde el pie de la Cresta del Dragón Azul.


Como bajábamos más descansados aquellas escaleras que el día anterior nos habían parecido interminables en muchos de los momentos ahora no parecían nada del otro mundo


Y además, al saber que íbamos con tiempo de sobra hasta nos permitimos el lujo de parar a desayunar al lado de este precioso monasterio multicolor.


Tras el café con leche y un bote de noodles precocinados bien calentito para recuperarnos del frío que habíamos pasado viendo la puesta de sol retomamos el camino


Para descubrir que lo que al día anterior nos llevó más de 2 horas recorrer, a la bajada lo haríamos en algo más de una hora contando con la parada a desayunar.

Al llegar a Canglong Ling el sol ya iluminaba completamente el Pico Norte, nuestro final de ruta


Por lo que aprovechamos para contemplar, no solo los coloridos monasterios, sino alguno otro tan característicos como este, completamente excavado en la roca cuyo nombre es la Ri Yue Yan - 日月岩 (roca del sol y la luna).


Aunque no se vea el interior se puede saber que es taoísta por el nombre, ya que contrapone dos ideas como son el sol y la luna, al igual que el ying y el yang algo característico de esta religión.

No se si os habéis dado cuenta pero como curiosidad decir que la inscripción con el nombre del templo está hecha de derecha a izquierda, que es como se escribía en chino antiguo aunque ahora el orden de los caracteres sigue la forma occidental, primero se lee el de la izquierda y a continuación sigues leyendo hacia la derecha. Prácticamente todas las inscripciones que hay en las rocas de la montaña siguen el método tradicional, lo cual es lógico ya que muchas de ellas tienen más de 2000 años de antigüedad.

Tras abandonar este último monasterio y después de unos 10 minutos de paseo acabamos llegando al Pico Norte, donde cogeríamos el telecabina para bajar y regresar a Xi’an.


Ya que estábamos ahí, yo no quería dejar de coronar los 1614,7 metros de este pico y sacarme otra foto conmemorativa del evento


Y por qué no, aprovechar para disfrutar de la panorámica de los picos Este y Oeste (a la izquierda y a la derecha)


o contemplar la pasarela enclavada en la pared de la montaña por la que habíamos hecho el descenso unos minutos antes desde otra perspectiva.


Desde el mismo punto también se puede ver la salida del telecabina y el increíble desnivel hasta la base. De hecho es tan grande que no es posible verlo con claridad en cuanto hay un poco de niebla.


Tras pagar los 70 RMB que cuesta el viaje de bajada, nos montamos en la cabina y a disfrutar de la bajada… Eso si, para los que no tengan mucho vértigo.



Porque la cabina va unos cuantos metros por encima del nivel del suelo



Desde lo alto también es posible ver la segunda vía de ascenso, que bajo mi punto de vista, al ir tan encajonada entre las dos laderas, pierde espectacularidad en comparación con la que hicimos nosotros, además de que no hay tantos templos en ella



Una vez abajo, justo a la entrada de este camino, una estatua con los guerrilleros del Partido Comunista recuerda la victoria de la batalla del monte Huashan


Aquí se acababa nuestra excursión y siguiendo el cartelillo escrito en el más puro “chinglish”, nos dirigimos a la parada del bus para regresar a la ciudad.


Por cierto, lo del cartelito en chinglish tiene tela, porque la traducción no es para nada sencilla ya que los 2 primeros significan “desde aquí” el tercero “bajar”, el cuarto “montaña”, el quinto “viaje” y el último “coche/autobús”, por lo que juntar todas esas ideas en una frase con coherencia en plan “traducción literal” es bastante complicado, así que lo vamos a perdonar.


Para ir terminando también comentar, que si bien la subida Huashan es considerado uno de los caminos más peligrosos del mundo (podéis googlear sobre ello) mi apreciación personal es con un mínimo de cuidado el riesgo se minimiza mucho y el paseo es apto para casi todos los públicos, salvo por las fuertes pendientes de algunas escaleras y paredes, pero desde que se instalaron barreras y cadenas a lo largo de toda la ruta desde el año 1997 el nivel de peligrosidad ha caído en picado. 


También es cierto que desconozco el ascenso al Pico Oeste, que es famoso porque alguno de sus pasos no son más que 4 tablas mal puestas sobre paredes verticales, pero el mayor riesgo que yo he visto es la poca consciencia y sentido del peligro de muchos de los visitantes.


Gente que se va a lo alto de la montaña como quien se va a dar un paseo por la playa, con calzado o ropa inadecuada, que intenta hacer la subida durante la noche para ver el amanecer desde el Pico Este (toda una tradición centenaria) sin apenas llevar luz o ancianos que a duras penas pueden mantenerse en pie sin su bastón. Por no hablar de padres que se llevan a sus hijos de no más de 5-6 años a subir escaleras de manera totalmente "normal".


Estos son para mi los verdaderos peligro de esta montaña y por los que sin lugar a dudas ocurren varios accidentes con víctimas mortales al año.


Por mi parte ya poco más queda que contar, simplemente recomendar el viaje a Xi'an a aquellos que tengáis la intención de venir a China de turismo alguna vez en vuestra vida y si decidís copiarme y subir a Huashan, ya sabéis, precaución!!!


 “No watching when walking, when watching no walking”